sábado, 23 de julio de 2011

Segunda práctica


Cuando terminamos de hacer la primera práctica en la Escuela Gratuita de Jóvenes Comunicadores de La Pequeña Librería Mediática, estuvimos conversando en el carro acerca del 2° programa, entonces se nos ocurrió que se tratara, en la parte musical, la participación de la mujer en la música cañonera. Nos pareció interesante e importante, porque en la época que nace este movimiento musical, las mujeres no tenían muchas libertades y además era muy mal visto que cantarán en público.







A Íker se le ocurrió leer en el programa un cuento que le gustó mucho que se llama El Monstruo Del Mar del libro Cuentos Venezolanos, una recopilación de Carmelo Vilda.


Esta historia misteriosa se desarrolla en La Guaira, y trata de un hombre que se encuentra con un monstruo marino. Entonces junto a la familia, practicó varias veces esta lectura.

EL MONSTRUO DEL MAR
(Carmelo Vilda)

- Es muy extraño el mar - comentaba a sus nietos un viejo pescador de La Guaira -  A veces ocurren en él sucesos que no tienen explicación.

Una noche, hace ya muchos años, salí a pescar. No me había alejado más de cinco kilómetros del mar adentro cuando sentí chapoteos y rumores muy extraños debajo del agua. Al poco tiempo observé que infinidad de peces nadaban casi sobre la superficie. Seguían el derrotero de mi lancha. Casi lamían el motor fuera de borda. De vez en cuando algunos peces voladores brincaban dejando la huella acerada de su lomo reluciente en la oscuridad iluminada por la luna.

Tuve la impresión de que los peces temblaban. Algo así como si me pidieran auxilio.

- ¡Qué raro – exclamé para mis adentros- ¿Acaso buscan mi protección?

Comprendí enseguida. Por lo visto había varios tiburones hambrientos en esta zona. Pero… ¿Qué podía hacer yo para defender a los carites, meros, pargos y peces voladores?

Detuve la embarcación y preparé los arpones. La luna brillaba con luz espléndida. Miré con preocupación hacia el fondo del mar. Me estremecí. Mi barco flotaba sobre un inmenso cardumen de todas las especies marinas. Luchaban por trepar a mi lancha aunque fuera al abordaje. Tuve miedo. La actitud de súplica que vi en las bocas de los peces me perseguía. No huían de los tiburones, por supuesto. Los peces saben defenderse. ¿Sería más bien de la presencia de un submarino nuclear?

Prendí el foco de mi barco para observar con mayor visibilidad. El agua se iba enrojeciendo poco a poco. Comenzó a oler a algas removidas. De pronto el mar se alzó sobre su propia inmensidad y se formó una ola tan descomunal que me pareció mayor que la cordillera del Ávila.

Mi barco jadeó peligrosamente. Me puse atemorizado el salvavidas y prendí la alarma de auxilio. Me asusté. No eran tiburones sino un animal parecido al dinosaurio quién había desatado el terror. En la fase más encrespada de la gigantesca ola pude ver, entre la espuma una enorme cabezota sobre un cuello larguísimo. Resplandecían en ella dos ojos relucientes como hierro fundido. La cola negruzca, al agitarse, desencadenó el torbellino que casi me arrebataba. Además rugía. Logré escuchar sus jadeos.

Después el misterioso animal se volvió a zambullir. Quedaron flotantes en la superficie multitud de burbujas como globos. Me froté los ojos ¿Había sido víctima de la furia de un monstruo o todo había sido una alucinación? Aceleré el barco y puse rumbo directo hacia La Guaira.

Comuniqué mi aventura al capitán del puerto. No me creyó. Más bien me aconsejó que durmiera.
- Usted necesita dormir y descansar. En el mar Caribe hay tiburones, pero no existen monstruos. 
El mar estaba de nuevo en calma. No había ningún rastro de oleajes. La luna iluminaba impertérrita como si no hubiese sido testigo de mi tragedia.
Para los que quieran escuchar sólo el cuento, aquí se los colocamos en la voz de Iker.




Luego pensamos en entrevistar a nuestro padre, Ylich Orsini, porque resulta que él también trabajó en sainetes, en una obra llamada La Verdadera Historia de Alma Llanera, que fue escrita y dirigida por nuestro abuelo Humberto Orsini.

Esta obra se desarrolla en 1926 donde se cuenta en un acto cultural como eran esos tiempos y cómo fue el estreno de la zarzuela Alma Llanera

Después de investigar sobre el tema desarrollamos las preguntas que le íbamos a hacer a nuestro entrevistado.

Organizamos el programa con el tema de la mujer en la música cañonera, con el cuento de El Monstruo Del Mar, y la entrevista de nuestro querido padre Ylich comentando sobre su experiencia en el sainete.


Las canciones que pusimos a sonar en ese programa son:



  1. El norte es una quimera, merengue de Luis Fragachán, cantado por Cecilia Todd
  2. Dime adiós, merengue de Luis Alfonso Larrain, en la voz de Ada Alba y la orquesta de Luis Alfonso
  3. El Calesero, pasodoble de Ernesto Lecuona, interpretado por Los Antaños del Stadium y en la voz de Nikol Espinoza
  4. El porteño, merengue recopilado por Vicente Emilio Sojo, en la voz de Hely Orsini y Los Cañoneros